MONT SAINT-MICHEL
Mont Saint-Michel, Normandía, Francia.
Lugar de culto, prisión de alta seguridad, fortaleza o atractivo turístico de multitudes, el Mont Saint-Michel ha interpretado a lo largo de más de 14 siglos de historia papeles diversos y tan fascinantes que han logrado seducir a personajes de la talla de Victor Hugo. Cautivado por este rincón normando disputado tradicionalmente con la vecina Bretaña, el renombrado escritor y dramaturgo galo decía de él: “el Mont-Saint-Michel es para Francia lo que la Gran Pirámide es para Egipto”. Sin duda, todo un alegato a una pequeña isla rocosa coronada por una imponente abadía medieval declarada en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fundado a principios del siglo VIII en el emplazamiento en el que el arcángel San Miguel se había aparecido hasta en tres ocasiones al obispo de Avranches, el santuario se ha consolidado como una de las construcciones más espectaculares de la arquitectura religiosa de la Edad Media. A su alrededor una diminuta ciudad -la antigua Corps de Garde des Bourgeois- completa un paraje de ensueño que atrae cada año a más de tres millones y medio de turistas y que se ha convertido en el segundo lugar más visitado del país.